domingo, 29 de julio de 2007

Joyas argentinas llegan a la Quinta Avenida

publicado en Clarín 8.8.2005 (Link)

El Museo de Arte Moderno de Nueva York comercializa bijouterie nacional.






Las hermanas Iskin, Gabriela y Karina, cumplieron con el viejo rito de bautizar su emprendimiento con el apellido. Pero ahí termina cualquier contacto con el costumbrismo empresario. Iskin, una microempresa porteña dedicada al diseño y producción de joyería, luego de nacer rompió con toda la lógica, a punto tal que fue a buscar su primer cliente en la Quinta Avenida de Nueva York. Y lo consiguió.

Desde hace unos pocos meses, tres llamativas colecciones de anillos, pulseras y collares creados por Gabriela, una diseñadora industrial de 27 años, recibida en la UBA, se venden en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), uno de los más concurridos en todo el mundo. Los venden a precios que van de los 25 a los 90 dólares, pero allí los recargan un 100%. Lo mismo hacen en otros museos y casas de diseño. En EE.UU., Iskin ya logró cinco bocas de expendio, en la "Gran Manzana", Miami y Chicago. Por acá, debutarán en los próximos días, en la boutique del exclusivo Museo de Arte Latinaomericano (Malba).

"Empezamos al revés: decidimos primero exportar y recién ahora nos dedicamos a desarrollar el mercado interno", relató Karina, de 26 años y licenciada en Administración, también de la universidad pública. Ella fue quien ideó el plan de negocios y tejió una red de talleres y empresas proveedoras, que ya llegan a veinte. En 2004 viajó a Nueva York y, con ayuda del consulado argentino, no descansó hasta que la Dirección del Museo autorizó la venta de la bijouterie en sus tiendas temáticas. Para fin de año, piensa volar a Europa. Los museos de París, Barcelona y Londres son su objetivo.

De las joyas creadas por Gabriela poco se puede describir: hay anillos que cambian de color "de acuerdo al estado de ánimo" de quien los usa, pulseras maleables como para que las mujeres "compongan arte moderno en su propio cuerpo", y otras cosas por el estilo. De la primera tanda de colecciones ya agotaron varias veces los stock. En el Museo ahora les pidieron más talles y nuevos modelos, incluidos algunos para el público masculino.

Las hermanas Iskin cuidan hasta los más mínimos detalles. El packaging, por ejemplo, es una caja que se abre como si fuese una flor. Pero dicen que el secreto está en combinar la creatividad de los diseñadores locales con objetivos claros y un buen plan de negocios para conseguirlos. "En la Argentina hay artistas muy buenos, pero es muy difícil que además cuenten con la visión necesaria para desarrollar el negocio", diagnosticó Karina, quien a falta de hermanos recomendó buscarse un buen socio.

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